2.09.2008

¡Esa es Quilca carajo!



Dicen que en jirón Quilca se reúne la crema y nata de la escritura peruana, cosa que nadie -que haya leído como mínimo El Principito- creería. Sin embargo, se podría decir que a la calle más underground de Lima siempre regresan las bestias, los animales, los mastodontes que pisan huevo sobre los libros de lengua castellana, aquellos seres que al publicar su primera plaqueta absorben toda la vanagloria de un invisible público que le otorga el sello de escritor. Como dice mi buen amigo “el cholo Gálvez”: el papel aguanta todo.
Pues para mí, Quilca, es un epicentro de seres amorfos, feos, horribles, borrachos, enfermos, drogados, putas, maricas, perros, ratas, cuyes, rateros, pendejos, bricheras y un montón de mierdas más que se quitan su máscara los viernes en la noche para hacer poesía en El Averno, o tal vez beber unas cervezas en el Bar de Don Lucho, meterse unos hits en la esquina de Camaná ó tal vez robarle un pico de la botella con caña que siempre lleva el negro Willy entre sus uñas ennegrecidas.
Algunos de ellos no se quitan la máscara, sino que la tienen tan adherida que imposible impostar, sin embargo de sus mandíbulas babosas pueden escapar floridas palabras de amor, que seducirían hasta al ser más putrefacto de la tierra (por cierto debe estar en Lima).
Quilca señores, si no lo saben, es la calle de las mentiras verdaderas, de la malegría, de los caretas y pose de moda, de los gritos con olor a marihuana, de los flatos inmundos, de la peste rica que llevamos dentro y que podríamos hacerla explotar, sólo y cuando reconozcamos nuestra verdad, nuestra fealdad.

1 Comments:

At 8:42 a. m., Anonymous Anónimo said...

para mi que algo te han hecho en algun baño de quilca

 

Publicar un comentario

<< Home